León Trotsky encabezó, junto con Lenin, la toma del poder por los soviets y el Partido Bolchevique, en Rusia en octubre de 1917. Se iniciaba una experiencia hasta ahora única en la historia de la humanidad: el primer gobierno revolucionario de obreros y campesinos, cuyo objetivo era el desarrollo del socialismo y la revolución en la Unión Soviética y en todo el mundo. Pocos años después, simultáneo con la enfermedad y la muerte de Lenin, esa experiencia sufriría una gran derrota, un retroceso histórico: el triunfo de la burocracia encabezada por Stalin.
En el antagonismo entre el stalinismo y el trotskismo se fueron enfrentando la política reformista del "socialismo en un solo país", la coexistencia con el imperialismo y la brutal repesión impulsada po la burocracia del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética), por un lado, y la defensa de la revolución, la democracia obrera y el socialismo mundial, por el otro.
León Trotsky encarnó personalmente, con su experiencia y su dedicación a la actividad militante, la pelea contra la burocracia y la continuidad de la revolución de Octubre. Uno de sus más estechos colaboradores fue su hijo León Sedov, quien lo secundó desde muy joven en las tareas de la Oposición de Izquierda en Rusia, y luego salió de Rusia con él y su madre, Natalia Sedova desde 1929.
En la década del `30, mientras Trotsky y sus seguidores dentro y fuera de Rusia defendían con uñas y dientes el programa revolucionario, la dictadura de Stalin se hacía cada vez más sangrienta y represiva. Millones de perseguidos y deportados dentro de la URSS tuvieron su expresión "jurídica" en los Juicios de Moscú, que condenaron a muerte a los sobrevivientes de la vieja guardia bolchevique de 1917. Mientras tanto, los servicios secretos soviéticos perseguían implacablemente a los trotskistas en el resto del mundo.
En agosto de 1940, un agente de Stalin -Ramón Mercader, militante del PC español- asesinó a Trotsky en México. Dos años antes, poco antes de la fundación de la IV Internacional en 1938, la mano criminal de la burocracia le había dado un golpe brutal: el asesinato de León Sedov, su mano derecha e hijo adorado.
Actualmente, el sistema capitalista imperialista impone a los trabajadores y oprimidos en todo el mundo una creciente miseria y los empuja a la rebelión. La caída de los regímenes totalitarios en Europa del Este y en la URSS ha sido un paso más de esa rebelión. La pelea por la revolución socialista sigue abierta y nos remite a la tarea de Trotsky por construir la IV Internacional que la lleve a la victoria.
A modo de homenaje, reproducimos las palabras de Trotsky en su testamento, un legado inolvidable para todos los revolucionarios del mundo:
En el antagonismo entre el stalinismo y el trotskismo se fueron enfrentando la política reformista del "socialismo en un solo país", la coexistencia con el imperialismo y la brutal repesión impulsada po la burocracia del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética), por un lado, y la defensa de la revolución, la democracia obrera y el socialismo mundial, por el otro.
León Trotsky encarnó personalmente, con su experiencia y su dedicación a la actividad militante, la pelea contra la burocracia y la continuidad de la revolución de Octubre. Uno de sus más estechos colaboradores fue su hijo León Sedov, quien lo secundó desde muy joven en las tareas de la Oposición de Izquierda en Rusia, y luego salió de Rusia con él y su madre, Natalia Sedova desde 1929.
En la década del `30, mientras Trotsky y sus seguidores dentro y fuera de Rusia defendían con uñas y dientes el programa revolucionario, la dictadura de Stalin se hacía cada vez más sangrienta y represiva. Millones de perseguidos y deportados dentro de la URSS tuvieron su expresión "jurídica" en los Juicios de Moscú, que condenaron a muerte a los sobrevivientes de la vieja guardia bolchevique de 1917. Mientras tanto, los servicios secretos soviéticos perseguían implacablemente a los trotskistas en el resto del mundo.
En agosto de 1940, un agente de Stalin -Ramón Mercader, militante del PC español- asesinó a Trotsky en México. Dos años antes, poco antes de la fundación de la IV Internacional en 1938, la mano criminal de la burocracia le había dado un golpe brutal: el asesinato de León Sedov, su mano derecha e hijo adorado.
Actualmente, el sistema capitalista imperialista impone a los trabajadores y oprimidos en todo el mundo una creciente miseria y los empuja a la rebelión. La caída de los regímenes totalitarios en Europa del Este y en la URSS ha sido un paso más de esa rebelión. La pelea por la revolución socialista sigue abierta y nos remite a la tarea de Trotsky por construir la IV Internacional que la lleve a la victoria.
A modo de homenaje, reproducimos las palabras de Trotsky en su testamento, un legado inolvidable para todos los revolucionarios del mundo:
"La vida es bella. Que las futuras generaciones la libren de todo mal, opresión y violencia y la disfruten plenamente."
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