jueves, 17 de junio de 2010

¿Kirchnerismo u oposición patronal? Ni los unos ni los otros


Parecía que la campaña electoral se iba a largar después del Mundial, pero el gobierno y la oposición ya la empezaron.
Los jugadores que van saliendo a la cancha parecen rescatados del Túnel del Tiempo, tienen puesta la camiseta de la vieja política. Para disputarles con fuerza hay que conformar una alternativa unitaria, de izquierda y amplia.
 
Si hay algo que caracteriza a la política argentina es la volatilidad y las “ilusiones ópticas”. Lo que hoy parece cierto a los pocos días ya no lo es tanto. Los que aparecen encumbrados, trastabillan y caen. Y los muertos, a veces se levantan a dar una vuelta. Hay cambios de escenario permanentes que es necesario ir evaluando para dar respuestas adecuadas.

Los peores momentos K

Los desastres en la gestión de gobierno, la corrupción, la soberbia y la no resolución de los problemas del pueblo trabajador, hicieron que el caudal de simpatía con que contaban los Kirchner se fuera esfumando.

Así se hicieron destinatarios de importantes golpes políticos. El más duro fue el que le propinó el conflicto chacarero, apoyado por la mayoría de la población. Quedaron tan heridos que se filtró el rumor de que iban a renunciar.

Después, en las elecciones del 2008, les fue mal en Capital, en Provincia de Buenos Aires y en las grandes provincias del país.

Otro momento en el cual no la pasaron bien fue cuando los desocupados volvieron a ganar las calles e irrumpieron los procesos de Kraft y el Subte con paros, cortes y enfrentamientos.

En esas luchas duras asomaron nuevos dirigentes y una enorme camada de activistas que la burocracia sindical no lograba controlar; dirigentes combativos y democráticos que hicieron que el gobierno prendiera la luz roja de alarma ante «semejante cosa» en el movimiento obrero. Hasta la burguesía se alarmó por el peso de la izquierda y los dirigentes combativos en los conflictos.

Para nosotros, desde el 2003 a la fecha, hubo ocasiones en las cuales los Kirchner estuvieron al borde del abismo.

Una coyuntura distinta

Sin embargo, los Kirchner se mantuvieron y sortearon los peores momentos, por lo menos hasta ahora. Lo hicieron en base a usar el doble discurso y de desplegar variadas iniciativas políticas. Algunas les salieron bien y otras no. Pero siempre insistieron.

En la actualidad hay un momento en el que el gobierno tomó un poco de aire a partir del poroto que se anotó con el festejo del Bicentenario, con el cual consolidó a su “tropa”. Y, además, cuenta con el oxígeno que le proporciona enfrentar a una oposición-mamarracho.

Estos elementos confluyen en un punto: la postulación para el 2011 “Pingüino, pingüina.” Ya hay quienes se preguntan ¿Otra vez van a ganar?

Evaluar que luego de haber estado al borde del descenso los Kirchner están saliendo de la zona de promoción y manifiestan la intención de volver a pelear el campeonato, no significa que hacen lo que quieren y les sale todo bien.

Les explotó el escándalo de las barras K que solventaron para ir a Sudáfrica, sigue la escalada inflacionaria, tienen problemas para acallar los reclamos por mejores salarios, no cayó para nada bien la judicialización de la protesta de los asambleistas de Gualeguaychú y funcionarios y políticos del Frente para la Victoria están involucra-dos hasta el cuello en casos de corrupción. No hay que confundirse: los Kirchner no están ganando nuevos adeptos y sigue habiendo una mayoría social que no los quiere ver ni en figuritas.

En cuanto a posibles resultados electorales, si se votara hoy, el kirchnerismo perdería y probablemente sucedería lo mismo en una eventual segunda vuelta. La gente les tiene tanta bronca que, a falta de una alternativa de izquierda fuerte, no se puede descartar que vote “con la nariz tapada” a variantes en las que no confía con tal de sacárselos de encima. No sería la primera vez que los que posan de “progresistas” terminan ayudando a la derecha a irse para arriba. Así pasó con la gestión “progre” del nefasto Ibarra que le allanó el camino a Macri.

Sea como sea, todavía tiene que pasar mucha agua bajo el puente. El aire acumulado por los K no representa una superación de la crisis de su modelo económico y político, ni un cambio en la situación global de relación de fuerzas favorable a los trabajadores y el pueblo que se potenció con el Argentinazo. Sería erróneo descartar la posibilidad de que haya cambios bruscos y todo vuelva a ponerse “patas para arriba”.

Marcados por los alertas del Argentinazo

¿Por qué se mantuvieron en carrera? Los Kirchner sacaron conclusiones sobre los mensajes que dejó el Argentinazo. Las usan con el objetivo de evitar a toda costa que vuelva a repetirse una revuelta social. Es a partir de aquí que el doble discurso forma parte vital de la política del Frente Para la Victoria.

Como se hundieron las instituciones, los K tomaron distancia de la vieja política de Menem y Duhalde (de quienes siempre fueron socios) y propusieron reformas políticas (proscriptivas y antidemocráticas). Como el FMI fue señalado por la población como responsable por la crisis del 2001, dijeron oponerse a cumplir sus reglas (pero no rompieron con ese organismo y son el gobierno que más deuda externa pagó). Como la defensa de los derechos humanos se hizo carne entre la mayoría de los argentinos, Néstor y Cristina tomaron esas banderas como propias (aunque nunca movieron un dedo en ese sentido y ahora buscan la reconciliación con las fuerzas armadas).

Y sacaron además una de las conclusiones más destacadas: “Acá, no se puede aplicar un ajuste clásico ni ir directamente contra los trabajadores y el pueblo porque esto estalla”.

El miedo a la repetición de otro 19 y 20 de diciembre, delineó una política colocada al servicio de camuflarse bajo las sombras del Argentinazo, para salvar al régimen institucional y al sistema capitalista.

Esto va más allá de las fronteras nacionales. Cristina quiere colarse en el vagón de los procesos de cambio más significativos de Latinoamérica, representados en Bolivia y Venezuela, para saludar desde sus ventanillas junto a otros protagonistas. En realidad, pertenece a otro tren ya que no impulsa expropiaciones a las empresas privadas, no se enfrenta al imperialismo y ni siquiera llama a una Asamblea Constituyente para que el pueblo debata democráticamente.

Una oposición mamarracho

Queremos destacar la situación de la oposición porque allí se encuentra una de las explicaciones fundamentales por la cual los Kirchner tomaron aire.

Luego de que el gobierno recibió una paliza electoral y la oposición patronal se alzó con la mayoría de los votos, cambió la composición del Congreso. En ese momento hubo quienes, creyendo en las mentiras de la UCR, Carrió, Macri y compañía pensaron “Ahora van a cambiar las cosas”, esperando un ilusorio efecto 10 D (10 de diciembre, fecha del cambio de diputados). Por supuesto, nada de esto sucedió.

Hace unos días la UCR ungió a Ricardo Alfonsín como triunfador en la interna bonaerense, lo que lo coloca como un presidenciable. Inmediatamente recibió la simpatía de Carrió y Binner, en lo que puede darle nuevos bríos al Acuerdo Cívico y Social. Por su parte Cobos quiere definir el candidato en una interna.

Y hubo otro hecho que no es menor, el PJ disidente, hizo una “cumbre del horror” para anunciar la formación del Peronismo Federal. Duhal-de, Reutemann, De Narváez, Solá, los Rodrí-guez Saa y otros personajes ya definieron que van a enfrentar al kirchnerismo, aunque todavía no decidieron quién va a ser el candidato a presidente. Macri ya está lanzado en la carrera hacia la Casa Rosada.

Esto indica que importantes sectores de la burguesía nacional fomentan que se forme una oposición burguesa al kirchnerismo y para ello parecen apuntar a agrupar en dos patas: por un lado a los radicales y por otro a los peronistas. Hay que ver si lo logran, pero el esquema global ya no pretende recrear el viejo bipartidismo tal cual se conoció sino que haya tres tercios a partir de los cuales se articulen las decisiones definitorias: el kirchne-rismo (endilgado por ellos como de izquierda, cuando no lo es), el PJ disidente y el bloque que logren conformar las vertientes radicales.

Ahora el kirchnerismo no está tan tranquilo. Pero, la oposición es una bolsa de gatos. Se pelean, entre ellos y con el gobierno, pero sin un plan alternativo, sin salidas de fondo, ostentan posiciones abiertamente de derecha que abonan la campaña de Kirchner sobre su “progresismo”.

De a poco van reflotando los de siempre, los creadores de la vieja política cuyos partidos hundieron al país, variantes clásicas o recicladas del Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical que parecen sacados del Túnel del Tiempo.

Las ilusiones del matrimonio K respecto a sus posibilidades electorales, provienen de mirar el mamarracho disperso de la oposición. Ese es el gran respirador que oxigena al gobierno.

Tanto desde el gobierno como desde la oposición pueden cambiar los discursos y camuflarse para esconder sus verdaderas intenciones. Lo que seguramente no va a cambiar es su defensa de los viejos partidos e instituciones y del capitalismo de hambre y miseria.

Hay un gran desafío por delante

Esta realidad, que desde hoy al 2011 va a seguir cambiando permanentemente, no puede esconder que existen millones de personas que buscan un cambio verdadero, que están cansadas del gobierno y de los falsos opositores. Que saben que no existe nada nuevo en las filas del PJ, la UCR y los nuevos partidos con viejos políticos patronales, como el PRO de Macri y la Coalición Cívica de Carrió. También hay quienes, luego de hacer una experiencia con las variantes del sistema capitalista, están decepcionados y buscan un cambio.

Hay espacio a la izquierda. Es lo que expresa el crecimiento de Solanas a quien la UCR y sectores del PS quisieron y quieren seducir (sin éxito hasta el momento) para recomponer el viejo sistema partidario. Es lo que mostraron las buenas elecciones de la izquierda, entre ellas del MST, en las últimas elecciones de varias provincias del país.

La existencia de este espacio a la izquierda se potenciaría tremendamente sí Solanas (Proyecto Sur) y De Gennaro (CTA), como variantes del nacionalismo progresista, se abrieran a confluir con la izquierda.

Nosotros esperamos una respuesta positiva de estos sectores. Pero, si no fuera así, incluso la unidad de las principales fuerzas de izquierda, entre ellas el MST y el PO, podría transformarse en un polo muy importante. Hay espacio de sobra para la izquierda, aprovecharlo depende de que sepamos unirnos.

Por otro lado, siguen surgiendo nuevos dirigentes y activistas que hacen de las luchas un ámbito combativo y de democracia sindical. Se da en el Subte, en la Alimentación, entre los docentes y en muchos otros casos.

No se trata de conformarse viendo que los Kirchner son un desastre y la oposición también.

No alcanza con denunciar que defienden a las podridas instituciones del régimen, que no son progresistas ni de izquierda y provocan pobreza.

El gran desafío es construir una alternativa de izquierda, amplia. Una herramienta para millones de personas en los barrios obreros y populares, en las fábricas, en las escuelas y universidades del país.


Rubén Tzanoff