domingo, 20 de diciembre de 2009

Balance del año: las conclusiones del 2009 y tareas del 2010

Escribe: Sergio García
El año que termina no ha sido uno más. En el marco de la crisis capitalista mundial, avanza en el país la crisis del gobierno, el régimen y la burocracia sindical. Lo cual abre nuevos desafíos y tareas hacia un 2010 donde se profundizarán las luchas sociales y los debates políticos.

El 2009 ha sido un año plagado de importantes procesos de lucha y fuertes debates políticos. Prácticamente no hubo un mes donde los sectores obreros y populares no salieran a la calle en diferentes provincias. La refracción en el país de la crisis mundial motivó un importante salto en las luchas salariales, contra despidos y suspensiones, por más presupuesto para necesidades sociales y, en la última parte del año, abriendo una nueva etapa en el enfrentamiento al viejo modelo sindical con el subte como principal referencia, y con el movimiento de desocupados movilizado reclamando trabajo y logrando un importante triunfo. Junto al estudio de este proceso, también es bueno analizar como queda la situación del gobierno y las distintas variantes políticas.

El fin del doble discurso kirchnerista y la crisis del régimen
       En el marco del proceso de luchas, las elecciones fueron otro hecho político que se transformó en un duro golpe a los K. Gran parte del movimiento de masas optó por castigarlos y darle el voto a diversas variantes opositoras. Las cuales a su vez tampoco han podido capitalizar ese triunfo por el grado de crisis en su interior. Ya que al ser variantes de oposición burguesa las recorre la crisis más general del régimen, que es un elemento profundo que viene desde el Argentina-zo y no han podido superar. La crisis del régimen se expresa también en el desprestigio de la justicia y la policía, cuestionada por la corrupción y la inseguridad. Y en lo político se evidencia en la nueva ley de reforma política, que en esencia es el intento desesperado por ordenar los partidos del régimen hacia un nuevo bipartidismo que pueda afrontar desde el gobierno nuevos episodios de crisis. De ahí los intentos de sacar del debate electoral a otras expresiones políticas, en particular a la izquierda. Pero volviendo a la situación del gobierno, además de su crisis profunda el 2009 fue el año donde se desnudó más claramente la falsedad de su doble discurso. Su falso progresismo fue saliendo a la luz con la represión a Terrabusi, el enriquecimiento del matrimonio presidencial y sus funcionarios, y ahora con los dos últimos hechos de estos días: el anuncio de un nuevo y millonario pago a los acreedores externos con reservas del Banco Central y el acto junto a Moyano para ratificar su alianza con el viejo y burocrático modelo sindical, hoy más cuestionado que nunca por los trabajadores. Se acabó el verso de la transversalidad y volvieron a las fuentes: la estructura del PJ y la vieja burocracia sindical. Mientras la imagen de los K aparece en su peor momento.


Los límites de la centroizquierda
La centroizquierda, que logró buenos resultados electorales en junio en Capital, tampoco ha podido consolidarse como alternativa ante una gran franja del movimiento de masas. Por un lado, porque no parte de un proyecto común sino de diversas visiones y peleas internas de cara al 2011, en el marco de no tener propuestas de fondo ante la crisis del país. A su vez, porque pos elecciones, equivocadamente siguió acompañando varios proyectos del gobierno en el Congreso. Esta política errónea de apoyar lo que supuestamente es bueno, tuvo su momento más inoportuno cuando tras haberle votado a los K la tramposa ley de medios (que pese a la pelea con Clarín, mantiene el poder de los grupos privados sobre la comunicación) el gobierno reprimió brutalmente a los trabajadores de Kraft. Mostrando lo equivocado que es fortalecer a un gobierno enemigo de los intereses obreros y populares. Pero lo más importante, es que la centroizquierda no logra fortalecerse más porque el salto en las luchas a partir de Kraft la sacó del centro de la escena política, por ser un proceso de lucha de clases y de nuevos dirigentes al cual no le da respuesta y en el que casi no participa. Los procesos abiertos con Terrabusi, el Subte o piqueteros -por tomar tres ejemplos- recolocaron a la izquierda en la escena política nacional por encima de las variantes centroizquierdistas. Que ahora buscan utilizar el terreno que ganaron en el nuevo Congreso, pero cruzados por la debilidad de fondo de este espacio político, que en los momentos claves vacila y no sale de los marcos del régimen actual.


El nuevo modelo sindical y la izquierda
     Si hay un debate que tomo fuerza en los últimos meses es la pelea contra el viejo y burocrático modelo sindical peronista. Tema que salió a la luz en el conflicto de Kraft por ser su interna opositora a la conducción del gremio. Y con el Subte se terminó de transformar en un debate nacional. Las escenas transmitidas por cadena nacional de enfrentamientos entre la patota de la UTA y los delegados de base del subte, abrieron un profundo sentimiento de apoyo a los delegados, instalándose en la sociedad este debate político-sindical. El simple reclamo de inscripción gremial se transformó en una lucha profunda entre el gobierno y la CGT contra la base del subte y sus delegados. A tal punto llegó el peso de este proceso en el cual la izquierda y en particular nuestro partido juega un rol de primer orden, que el gobierno evaluó hacer una gran movilización de la CGT, y rápidamente desechar esa idea por el temor que le causó una posible contramarcha, que desde el MST salimos a instalar. La lucha del Subte, logró un primer e importante triunfo días después vitalizando este fenómeno antiburocrático.
       El debate abierto no se cierra con el triunfo del Subte, sino que recorre cientos de estructuras obreras, y ahí radica la profunda preocupación de la CGT; porque la tendencia objetiva del país es al desarrollo de nuevas internas y delegados en diversos lugares, y se alimenta de una nueva y joven vanguardia que cuestiona los cimientos del viejo modelo sindical. Por eso no es casual el pánico de todo el arco político del PJ y el régimen, ya que el viejo modelo sindical es una pata fundamental del régimen y el sistema. Su caída o debilitamiento es un golpe al corazón del dominio capitalista en el país. Y a su vez, porque combina el desarrollo de la izquierda en el terreno sindical, con la posibilidad concreta de que se traslade este avance a lo político. De ahí la importancia estratégica de impulsar y extender este proceso de lucha por un nuevo modelo sindical donde la base decida, y de aprovechar sus conclusiones para extenderlas al terreno político.


2010: Nuestras propuestas políticas ante los problemas del país
La crisis que atravesó el país durante este año, va a tender a profundizarse con más enfrentamiento al gobierno, con más convulsiones y más crisis económica, con las consecuencias sociales que eso implica para las grandes mayorías. Esto conduce en primer lugar a impulsar y ser parte de los reclamos obreros, populares y estudiantiles. Al mismo tiempo, se hará muy necesario presentar propuestas políticas de ruptura con el régimen, el sistema y el modelo político-económico actual. Partiendo de comprender que no hay salida a través de tibias reformas. Es necesario golpear el poder económico que defiende tanto el gobierno como la oposición burguesa. Así, ante las suspensiones y despidos plantear que se prohíban por ley y se estatice toda empresa que no cumpla. Ante los nuevos aumentos de tarifas y el desastre del sistema ferroviario terminar con las privatizadas reestatizan-do bajo control de los trabajadores y usuarios esos servicios. Recuperar el petróleo y todos nuestros recursos naturales, como correctamente planteó el acto unitario que realizamos el último miércoles frente al congreso. Cambiar de raíz el sistema tributario para que paguen mucho más los que más tienen en la ciudad y en el campo. Y terminar con el envío de millones a los acreedores externos, para que todos nuestros recursos económicos se utilicen en obras públicas que den trabajo y para la salud y la educación.
    Es evidente que estas propuestas políticas no vendrán de la mano del PJ, la UCR, la Coalición Cívica y otras variantes. Y que tampoco las levantan las distintas expresiones de la centroizquierda, aunque en algunos puntos parciales sí podamos coincidir. Para que este programa político se lleve adelante, se necesita una fuerte movilización, llevar a cada lucha no sólo el apoyo sino también las propuestas de fondo que den solución. Y estos cambios de fondo no se consiguen mediante negociaciones, sino a través de una dura lucha, de la movilización de miles, de la construcción de una nueva alternativa y un nuevo modelo político anti-capitalista; y levantando el reclamo de que el país avance a un proceso constituyente donde el pueblo decida sobre todos los puntos centrales que afectan la vida de millones. Sin perder de vista que todo esto tiene como objetivo, ir avanzando hacia la salida política que hace falta: un gobierno de los trabajadores que abra el camino a una Argentina Socialista, firme en sus propuestas económicas, sociales y democrático para que los trabajadores y el pueblo decidan. Para este objetivo, el MST pone sus fuerzas y convoca a la más amplia unidad a quienes lo compartan.

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