sábado, 10 de abril de 2010

10 propuestas para derrotar la inflación

Escribe: Vilma Ripoll
Desde que están en el poder, los Kirchner vienen desplegando un abanico de cortinas de humo para esconder los números reales de la economía. Esos que demuestran que hay pobreza, inflación y serios problemas sin resolver.
Como sostén del engaño cuentan con dos pilares: el Secretario de Comercio Guillermo Moreno (especialista en aprietes y en la confección de listados de alimentos a precios populares que nadie encuentra) y el INDEC intervenido (que altera los indicadores verdaderos de la actividad económica). Esto no es nuevo.
Sin embargo, desde que la inflación volvió a depreciar los salarios y a vaciar los bolsillos de los hogares obreros y populares, vio la luz una nueva batería de falsedades inventadas por los funcionarios K y sus cómplices...



El Ministro de Economía Amado Boudou afirmó que no hay inflación sino “cierta tensión en los precios”. Semejante caradurismo fue refutado hasta por Moyano: “La inflación es una realidad que se palpa todos los días.” ¿Una interna en las filas K? Nada que ver. A los efectos que no quede ninguna duda del apoyo del capo de la CGT a la gestión K, este aclaró: “El gobierno no tiene nada que ver con la inflación” “La cultura del empresariado y del comerciante en la Argentina es la de aumentar los precios desmesuradamente” y remató: “Uno de los hombres más criticados, que es Guillermo Moreno, es justamente el hombre que trata de evitar por todos los medios que no haya aumentos de precios”, “Todo es como la gata Flora”. Está todo dicho.
No cabe duda que los grandes empresarios y cadenas comerciales son unos chupasangre que sólo piensan en sus ganancias, remarcan y remarcan. Lo que no es cierto es que el gobierno no tenga nada que ver. Por el contrario, el gobierno fomenta lo que los economistas llaman “impuesto inflacionario” ¿Cómo lo hace?
Para solventar sus gastos, pagar la deuda y recuperar la caja, apelan a las reservas del BCRA, a la ANSES y a la emisión de moneda. Se apropian del dinero que necesitan fogoneando la inflación, para recaudar más. Meten la mano en el bolsillo popular para trasladar los billetes que nos sacan a las arcas de los usureros internacionales. No es el ajuste clásico que quiere la oposición patronal, es un ajuste inflacionario.
La inflación de marzo estuvo cerca del 3 por ciento, con fuertes subas en los alimentos, principalmente en las frutas, las verduras y la carne. Y la cosa viene muy mal: las proyecciones indican que la inflación anual puede llegar al 30 por ciento. Esto significa que el poder adquisitivo va a seguir cayendo, con precios que aumentan diariamente y salarios que, con mucha suerte, suben en cuotas. Sin duda, los más perjudicados son todos aquellos que no tienen convenio: los trabajadores en negro, los contratados y los desocupados.
En este panorama sombrío, iluminado con luz roja de alarma, se vienen las paritarias y crece la presión que llega desde las fábricas, las escuelas y los lugares de trabajo para reclamar porcentajes de aumento que van desde 23 al 30 por ciento, según el gremio del que se trate. Para tomar un ejemplo, la UOM anunció un paro para el viernes 9. Hay que apoyar los reclamos y exigir medidas unificadas tanto de la CGT como de la CTA, paritarios elegidos en la base y acuerdos salariales firmados luego de consultar en asambleas.
No se puede esperar nada del PJ, la UCR, el PRO y los partidos patronales. Ellos tienen una larga historia y un presente de acciones que no sirven para resolver los problemas que nos aquejan. Los socialistas revolucionarios planteamos una serie de medidas transicionales de emergencia para atacar la inflación en serio, en los centros neurálgicos que la producen y fomentan: 

1) Aumento general de salarios para cubrir los costos de la canasta familiar.
2) Recomposición de los planes sociales, jubilaciones y pensiones.
3) Clausula gatillo de equiparación trimestral para elevar el salario al ritmo del costo de vida.
4) Anulación del IVA en los productos de la canasta familiar.
5) Disminución y congelamiento de precios de alimentos y artículos de primera necesidad.
6) Fijación de precios máximos para todos los productos, con inspecciones diarias y control de las organizaciones obreras y populares.
7) A los que no cumplan, aplicación de grandes multas, clausuras y cárcel.
8) Estatización de las grandes fábricas y comercios que insistan en su actitud antipopular, para ponerlos bajo control de los trabajadores y consumidores.
9) Democratización del INDEC, bajo control de sus propios trabajadores para tener datos confiables.
10) Prohibición de la emisión de moneda y cese del pago de la deuda externa.

Estas medidas conforman los esbozos básicos de un plan económico alternativo al servicio de los más necesitados. Sólo puede imponerse con la movilización en el camino de una salida de fondo: que gobiernen los trabajadores y el pueblo en una Argentina Socialista.

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