miércoles, 25 de febrero de 2009

Venezuela:Un triunfo histórico y el comienzo del tercer período de la revolución



Stalin Pérez Borges, Gonzalo Gómez y Carlos Miranda. Consejo de Redacción de Marea Socialista, especial para Alternativa Socialista.

El 15 de febrero se produjo un triunfo histórico en la Revolución Bolivariana. Por un margen de un millón doscientos mil votos, casi un 10 % de diferencia, triunfó la opción que le permite al presidente Chávez volver a presentarse a la presidencia en el 2012. La participación popular en el último tramo de la batalla electoral, fue decisiva en este triunfo. La participación de las misiones y de los movimientos y frentes sociales, como el de los trabajadores, la formación de Comités por el SI en empresas y sindicatos y entre los jóvenes, y la certeza de que se jugaba el destino político de Chávez, provocaron este nivel de actividad del movimiento de masas. La abstención cayó al 29%, logrando una de las más altas participaciones históricas de la población en un proceso electoral.
La campaña de Chávez se basó en la necesidad de inaugurar un nuevo periodo de la Revolución Bolivariana, el Tercer Periodo, según lo llamó el presidente. Desde nuestro punto de vista, lo que se probará en este proceso, es la batalla por profundizar la revolución en una coyuntura mundial de crisis aguda. Despejado el problema del liderazgo del proceso, lo que viene es una profundización de la lucha de clases. Las preguntas a responder son: ¿quién pagará la crisis? ¿se profundizará la revolución a un ritmo acelerado? ¿se romperá definitivamente con el capitalismo? El protagonismo de los trabajadores y los movimientos sociales fortalecen las perspectivas de lucha. La participación activa de los obreros, los trabajadores, los jóvenes, los movimientos sociales y las misiones fue decisiva para el triunfo. Así, inclusive lo reconoce el editorialista de fondo del periódico Vea, el más cercano a las posiciones del gobierno y al presidente Chávez. El PSUV registró a tiempo que no alcanzaba con las estructuras territoriales en que está organizado: batallones del partido, o las patrullas electorales. Era imprescindible que millones que están registrados en el partido, pero no pueden hacer vida en él por su propia ubicación social, participaran de la batalla. Lo mismo que cientos de miles de luchadores revolucionarios, cuyos colectivos hacen parte del movimiento popular, pero no forman parte del partido. La formación de los Comités por el SI, la participación de todo tipo de organizaciones sociales, incluyendo el aporte invalorable de las misiones, hicieron posible lo que el partido sólo no hubiera logrado: que millones que apenas dos meses antes no habían concurrido a votar para definir las elecciones regionales, esta vez lo hicieran. Esta prueba tiene un gran significado, porque abre la discusión de la propia organización política de la revolución. Es un hecho que no alcanza con una organización de tipo territorial, electoral, como la que en la actualidad tiene el PSUV, para llevar adelante las tareas que el pueblo revolucionario opina que deben ser las que se cumplan en el nuevo periodo que se abre. Llegó la hora de los batallones obreros, estudiantiles, sociales, allí donde hacen vida esos sectores populares que complementen la organización territorial del partido; si esto no es llevado adelante, la fuerza revolucionaria de las clases fundamentales de la revolución, se dispersará.
Con la polarización también creció la derecha
La dimensión y la importancia del triunfo no pueden hacer olvidar que por primera vez en un proceso electoral, la burguesía, toda unida, alcanzó los cinco millones de votos. Que hoy gobierna en lugares estratégicos como la Alcaldía Mayor de Caracas, el Estado Miranda, además de dos de los más importantes estados fronterizos con Colombia, Táchira y Zulia, lugares de fuerte actuación del paramilitarismo narcotraficante colombiano. Además del estado industrial (Carabobo) y el estado turístico por excelencia (Nueva Esparta).
El triunfo del chavismo aleja, por el momento, las intenciones de los sectores más fascistas de alejarlo del gobierno por medio de la violencia, pero se preparan para la participación a las elecciones de Asamblea Nacional a realizarse este año, en un proceso en el que buscan seguir acumulando poder político. La razón de esto no está en que la derecha oligárquica tenga un discurso atractivo para el movimiento de masas, sino en los malos gobiernos, burocráticos y, en muchos casos, corruptos de algunos de los más encumbrados dirigentes chavistas. Por eso el tema de la lucha contra la corrupción y el burocratismo, la ampliación de la participación popular, la búsqueda de una institucionalidad revolucionaria que enfrente las estructuras del Estado Burgués, son los grandes desafíos para el avance de las medidas que profundizan la revolución en este periodo de transición. Entonces, es esencial desmontar las aspiraciones de la derecha pitiyanqui.
Contra el burocratismo y la corrupción, que la crisis la paguen los capitalistas
Al mismo tiempo, en ningún momento durante la campaña electoral, que fue intensa y corta, los trabajadores dejaron de reclamar por sus reivindicaciones. Y esto toma un nuevo impulso en la actualidad. El impacto de la crisis mundial se empieza a hacer sentir y lo que esta en debate en las calles y en los centros de trabajo es quién la pagará. El presidente Chávez ha afirmado que no se recortaran los planes sociales. Sin embargo, la mayoría de la economía venezolana esta aún hoy en manos privadas. El conflicto de Mitsubischi se ha convertido en un conflicto testigo. La heroica lucha de los trabajadores de la multinacional japonesa resistió inclusive el asesinato, por parte de la policía del Estado Anzoátegui, de dos trabajadores dentro de la planta. El triunfo electoral ha tonificado a los trabajadores y los sectores populares. Eliminado el peligro de disgregación para el proceso revolucionario, que hubiera significado la no posibilidad de presentación de Chávez, lo que los trabajadores y los sectores populares revolucionarios sienten y expresan con sus luchas, es que el Tercer Periodo debe ser para el combate contra la burocracia y la corrupción dentro del proceso y por la profundización de la revolución a un ritmo mayor, hasta romper con el viejo estado capitalista, que hoy sigue prevaleciendo.
Un triunfo de alcance latinoamericano
No hay que perder de vista la importancia que este triunfo tiene para el proceso revolucionario que recorre América Latina. Una derrota de la enmienda hubiera fortalecido al sector más neoliberal y reaccionario que encabeza el presidente de Brasil, Lula da Silva. Hoy en día la disputa entre dos modelos, uno neoliberal y dependiente del imperialismo norteamericano y otro independiente y con fuertes rasgos de capitalismo de estado, que levanta, aunque de manera confusa, las banderas del socialismo, se expresa a través de la disputa de los liderazgos de Lula y Chávez. La importancia que tiene para el proceso el triunfo de la enmienda constitucional en Venezuela, es que lo fortalece y les da aire a otros gobiernos de la región, como el de Morales y Correa, que pueden avanzar en conquistar espacios de independencia. En definitiva, este triunfo es de gran importancia porque tonifica al movimiento de masas latinoamericano para las duras peleas que se vienen en el marco de la crisis mundial.
Los sectarios, víctimas de su propia trampa
Sectores de la ultraizquierda en América latina han impulsado, frente al desafío que significa la enmienda, una posición equivocada. Grupos como el Partido Obrero o Izquierda Socialista de Argentina han llamado a votar nulo. En Venezuela, a diferencia de lo ocurrido durante el 2D, no hubo una intensa campaña pública de esos sectores. Sin embargo, la corriente sindical CCURA, que lidera el dirigente Orlando Chirino, presentó como posición oficial el voto nulo a través de una página de Internet. Acompañando a esos sectores que en el exterior igualan a Chávez con la oligarquía venezolana. No obstante, la posición de CCURA no fue homogénea, importantes dirigentes tuvieron una posición distinta y la hicieron pública. En el caso del sector petrolero, el referente de esta corriente, José Boda, declaró en libertad de acción a los trabajadores de su corriente. Mientras que una importante dirigente de los educadores, Scarlett Di Yesi, se pronunció públicamente e hizo campaña por el SI como otros dirigentes, entre ellos, William Díaz, directivo del sindicato de la Asamblea Nacional. Los errores políticos que viene desarrollando esta corriente hacen que empiecen a aparecer diferencias políticas profundas con algunos honestos dirigentes que vieron en la enmienda una necesidad del proceso revolucionario. Y otros, que para no perder el control sindical de algún sector, no se pronunciaron. En este caso, se volvió a repetir la vieja ley de que sectarismo y oportunismo son dos caras de la misma moneda.

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