La Declaración de Belém
La crisis económica sin precedentes que estamos presenciando, ha sacudido los cimientos del sistema capitalista y esta provocando cambios de carácter históricos. Se comienza ha desarrollar nuevamente, después de muchas décadas, una oportunidad inmensa para los socialistas revolucionarios. Colocándose como tarea presente la disputa por ganar influencia de masas en aquellos países donde la radicalización de la lucha de clases se combina con un profundo giro a izquierda. Revitalizándose, al mismo tiempo, el internacionalismo y los caminos que pueden conducir en un periodo relativamente breve, a una nueva organización internacional, enraizada fuertemente en distintos países y continentes.
Recientemente nos tocó participar de dos eventos de importancia internacional: el Foro Social Mundial, realizado en la ciudad brasilera de Belém los últimos días de enero y del Congreso fundacional del NPA francés, la primer semana de febrero, en Paris. Aunque de características distintas y alejadas por miles de kilómetros, sólo se puede entender lo que sucedió en ambas reuniones, a partir de una comprensión de la magnitud de los cambios que se han comenzado a producir en el mundo.
Recientemente nos tocó participar de dos eventos de importancia internacional: el Foro Social Mundial, realizado en la ciudad brasilera de Belém los últimos días de enero y del Congreso fundacional del NPA francés, la primer semana de febrero, en Paris. Aunque de características distintas y alejadas por miles de kilómetros, sólo se puede entender lo que sucedió en ambas reuniones, a partir de una comprensión de la magnitud de los cambios que se han comenzado a producir en el mundo.
Este FSM, a diferencia de los últimos, tomo un nuevo ímpetu. Muy a pesar de la política y orientación de los organizadores, más de 100.000 participantes coparon el corazón de la amazonía, trasladándose miles y miles de kilómetros para poder debatir y organizarse. Los guiaba la necesidad imperiosa de encontrar respuestas a la hecatombe capitalista que se ha desatado a nivel mundial. Destacándose la radicalización política de gran parte de los talleres y eventos que se realizaron y la declaración política final de los movimientos sociales. En ellos, a diferencia de foros anteriores, el centro no fue la denuncia acotada al neoliberalismo, sin cuestionar en lo más mínimo al sistema, sino que, por primera vez, se comenzó a plantear la necesidad de tomar medidas transicionales y se ubico claramente al capitalismo en su conjunto como el causante del hambre, la miseria y el desastre ecológico que sufre la humanidad y nuestro planeta. Levantándose, aunque todavía sea de manera difusa, la necesidad de una perspectiva socialista. Reflejando el comienzo del fin de un periodo donde el reformismo logro fortalecerse y confundir a millones de luchadores a nivel mundial.
Como parte de estos cambios no es casual que, en Belém, la reunión de partidos anticapitalistas y socialistas que realizamos, y de la cual participaron organizaciones de 20 países, se haya definido por comenzar a trabajar “en la perspectiva de una nueva internacional”. Son los nuevos aires que recorren el mundo.
Las implicancias del éxito del NPA
Nuestro partido y el espacio internacional del cual formamos parte, venimos sosteniendo, desde hace tiempo, que esta planteado que los revolucionarios dejemos atrás la marginalidad y avancemos en la conformación de alternativas de masas, aprovechando las oportunidades. Siempre que seamos capaces de superar el sectarismo y el dogmatismo que ha caracterizado a gran parte de la izquierda radical desde hace décadas. Ha sido este convencimiento el que llevo a nuestros compañeros brasileros a impulsar la creación del PSOL, un partido amplio, con claras definiciones programáticas socialistas y anticapitalistas, que rápidamente se transformo en parte de la realidad del principal país de nuestro continente, agrupando a miles de luchadores y logrando una influencia muy importante a nivel electoral. Demostrando, a partir de la realidad, cual es el camino para avanzar en esta nueva etapa que nos toca vivir. Y es la razón de que en nuestro país impulsemos la creación de una Nueva Izquierda y políticas similares en los distintos países donde actuamos.
El surgimiento del NPA y su espectacular crecimiento, es otra confirmación de que actuamos en un sentido correcto. También, de la dimensión de los cambios que se están operando. En Francia, una de las principales potencias imperialistas del planeta, la combinación de una situación objetiva muy favorable con una política y orientación correcta y amplia de un sector del trotskismo, ha permitido conformar una nueva organización que, al poco tiempo de nacer, ya tiene elementos de influencia en franjas de masas y una figura pública con la cual simpatizan millones de trabajadores y sectores populares. Pasando de 3.000 a 9.000 miembros organizados en pocos meses y con perspectivas de seguir creciendo mucho más.A diferencia del PSOL, donde tienen un peso fundamental distintas tendencias, el NPA se ha conformado a partir de una corriente principal, la LCR, y pequeños grupos y sectores independientes. Demostrando que no existe ninguna receta prefijada de antemano y, al mismo tiempo, que es posible avanzar si se es audaz y se aprovechan las enormes posibilidades que se han comenzado a desarrollar.
El reagrupamiento de los revolucionarios
La debacle del capitalismo no solo pone a la orden del día la necesidad de avanzar en el reagrupamiento de los revolucionarios, los socialistas y anticapitalistas a nivel nacional, sino que hace más apremiante avanzar en el plano internacional. La creación del NPA, como en su momento sucedió con el PSOL, le ha dado también un nuevo impulso a este proceso, impactando a nuevas y distintas organizaciones. Un Nuevo Partido, como el que se acaba de fundar en Francia, plantea objetivamente la necesidad de una Nueva Internacional de similares características. Al mismo tiempo que obliga a todos sus componentes a comenzar a trabajar con aquellos sectores que a nivel internacional, independientemente de las lógicas diferencias que puedan subsistir, tienen una política y orientación similar. Esto es lo que explica el éxito y los compromisos asumidos en la reunión de Belém y las definiciones apoyando este camino asumidas por el Congreso del NPA y las distintas reuniones internacionales que tuvieron lugar en dicho evento. Por nuestra parte y el espacio internacional que representa Revista de América, desde hace ya un largo tiempo, estamos comprometidos en tratar de que se avance en este sentido. Los últimos acontecimientos nos dan más fuerza para seguir trabajando en esta perspectiva.
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