lunes, 29 de marzo de 2010

Defender o atacar la Universidad Pública

Escribe: Juventud Socialista del MST en la UNR
Somos estudiantes que, como vos, hacemos un enorme esfuerzo para estudiar. Además de cursar y rendir, algunos tenemos que trabajar para poder afrontar el costo de la vivienda, transporte, comida y apuntes. Durante el año nos vas a encontrar en la Facultad prpoponiéndote actividades, invitándote a debatir y participar en buscar la solución de problemas de nuestras vidas dentro y fuera de la Facultad.
Además de estudiar, estamos convencidos de que no podemos regalarle la política a los corruptos y explotadores para que condicionen nuestro destino a su conveniencia. Por eso construimos la Juventud Socialista del MST, un partido de los de abajo, de los trabajadores y desocupados. Independiente de los grupos económicos poderosos, y sus políticos de turno. Junto a los trabajadores y el pueblo queremos construir una nueva alternativa, amplia y unitaria, de la izquierda y los luchadores, para refundar el país sobre nuevas bases, donde gobiernen con una verdadera democracia los trabajadores en una sociedad justa y sin privilegiados...

Si miramos cómo piensa cada sector de la Facultad, queda claro cuáles son los intereses que defiende, qué planea reproducir en la sociedad, o por el contrario, qué sociedad piensa construir.
La ley que rige la educación superior desde mediados de los años 90 es una ley de profundo espíritu privatista y elitista. Desde que se promulgó hasta hoy, la pelea que se vive en todas las universidades es alrededor de qué  modelo de universidad se necesita y cómo se construye.
Los distintos gobiernos, desde Menem hasta el de los Kirchner, han impulsado acuerdos con las autoridades para profundizar la aplicación de esta ley. Los estudiantes y docentes que nos oponemos a esta forma de vender la educación, hemos intentado ser una barrera de contención para frenar la entrega. Luchas históricas como las que se llevaron a cabo contra el ajuste de López Murphy en 2001, o en Rosario por la democratización del co-gobierno en 2007, son la muestra de que no sólo tenemos la obligación de enfrentarlos, sino que también podemos hacerlo. El único camino es la movilización y la unidad de quienes defendemos la educación pública. La acción directa y la democracia son los pilares de esta lucha. Las asambleas son la máxima instancia de democracia que supimos construir. Peleamos por una universidad que no nos expulse, que tenga políticas activas para contener a los que tienen dificultades económicas, o a quienes piensan diferente. Que no nos persigan por defender lo que creemos justo. Que sea crítica de las injusticias del sistema y que pretenda ser una herramienta para cambiar el orden de las cosas. Eso es lo que significa una frase usada hasta gastarla: UNIVERSIDAD DEL PUEBLO.  Recuperemos su significado defendiendo el proyecto que encarna. 

En definitiva, a pesar de los ataques de los gobiernos de turno a la educación pública, no han podido avanza en el profundo espíritu privatista de la ley menemista. Y esto fue por la resistencia que estudiantes y docentes mantienen desde mediados de los 90 hasta hoy. Pero jamás han dejado de intentarlo, a pesar de llenarse la boca con los derechos del pueblo y la distribución de la riqueza.
Se sigue depreciando la carrera de grado, recortando los contenidos y pasándolos a los postgrados que son arancelados, una encubierta pero brutal elitización de la educación. Se avala el financiamiento a través de la venta de recursos a terceros (venden el conocimiento producido por los estudiantes), poniendo los contenidos académicos al servicio de los sectores que pueden comprar la formación de mano de obra barata (laboratorios, empresas químicas, alimenticias, encuestadoras formadoras de opinión, etc.), abriendo la puerta de esta manera al desentendimiento por parte del Estado del financiamiento. Se viola la autonomía universitaria y la libertad de cátedra por medio de la CONEAU, aplicando el chantaje económico a las unidades que no se someten a su arbitraje.
Es posible pensar en cambiar las cosas junto con corrientes que expresan distintos pensamientos, porque tenemos claro que hay una sola línea que separa estos dos modelos. Hoy un modelo lo encarna la gestión de Maiorana y la Franja Morada, elitista, privatista, y sobre todo corrupto. El otro, todo docente que defienda una educación para el pueblo y que comprenda que debemos estar unidos y movilizados para enfrentarlos.

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