El proceso venezolano genera simpatía en millones de latinoamericanos y debates entre las organizaciones de izquierda. Nuestro partido apoyó permanentemente la actividad de los compañeros de Marea Socialista, quienes ahora fueron parte decisiva de la dirección del conflicto y de su triunfo. La positiva resolución de esta lucha fortalece al proceso revolucionario, y hace necesario sacar las mejores conclusiones políticas hacia los desafíos que vienen.
La primera conclusión es que el proceso revolucionario está vivo y puede profundizarse. Tras la derrota en el referéndum del 2 de diciembre y meses de confusiones sobre sus causas, sectores de la izquierda sectaria daban por muerto al proceso, colocándose ante los errores del gobierno por fuera del proceso real de los millones de bolivarianos que son parte de la revolución, considerando que la situación ya había cambiado y nada podía lograrse. La fuerza del movimiento huelguista y el apoyo popular de las bases bolivarianas por encima del accionar lamentable del Ministerio de Trabajo, demostró en la lucha de clases que el proceso sigue vivo y fuerte, y que un importante sector de vanguardia en su interior pelea consecuentemente por profundizar la revolución logrando éxitos.
La segunda conclusión, es que los revolucionarios debemos ser parte activa del proceso, sus luchas y sus organizaciones políticas y sociales. Quienes por sectarismo se niegan a dar peleas en el PSUV y al interior de otros espacios bolivarianos, pierden de vista las posibilidades de triunfo por el peso del proceso, y además le hacen el juego a los sectores burocráticos al facilitarle su actividad. La única manera de enfrentar un proceso de burocratización o de freno es dando peleas en las organizaciones y lugares donde las bases bolivarianas las dan. Dentro y no fuera de la cancha se ganan los partidos. Los sidoristas y el movimiento popular que los apoyó golpearon todas las puertas, fueron a los sindicatos, al PSUV, a los consejos comunales y pidieron que Chávez se pronuncie. Pelearon en todos los ámbitos posibles para lograr que los dirigentes del movimiento cambiaran la política y lo lograron. Hacían esto, mientras el PO criticaba a Marea Socialista por solicitar que Chávez se pronuncie. Cuando fue muy positivo que Chávez lo hiciera y a favor de los trabajadores. Se demostró otra vez que el sectarismo va en contra de las peleas y exigencias concretas para que una lucha avance y finalmente triunfe.
La tercera conclusión es que el motor decisivo del proceso es el movimiento de masas. Esta a la moda en sectores de izquierda el ver el fenómeno de la revolución principalmente en Chávez, dándole un peso preponderante a su accionar por encima del movimiento. Hasta cuando se equivoca como en el referéndum se lo justifica con argumentos: “el pueblo no está preparado”. La realidad de este triunfo reafirma que el movimiento de masas es el motor del proceso, y en ese marco Chávez juega un rol indiscutible por su peso como líder. La historia no puede negarse, sin proceso revolucionario no habría Chávez, así lo demostró el pueblo en el golpe de estado del 2002, en el paro sabotaje del 2003. Y ahora, que correctamente Chávez re estatiza SIDOR es evidente que se llegó a esa decisión en primer lugar por el movimiento huelguista y de apoyo popular que posibilitó el cambió en la política del gobierno bolivariano.
La cuarta conclusión es que Chávez se mantiene independiente. Así como es verdad que la lucha fue el motor decisivo, otros gobiernos tipo Lula o Cristina igualmente no hubieran a avanzando a una re estatización, porque están comprometidos con las grandes transnacionales. El de Chávez sigue siendo un gobierno distinto, nacionalista, que toma medidas en ocasiones positivas que trastocan el orden que la burguesía quiere para el continente. Reconocer esto es necesario para una política que parta de apoyar lo positivo y a la vez reclamar consecuencia con su propio proyecto nacionalista y pelear por profundizar hacia un rumbo socialista. En Venezuela hay una polarización y lucha entre el movimiento bolivariano y el imperialismo y la gran burguesía, y como decimos en la segunda conclusión, solo se puede intentar incidir y actuar tomando parte del lado del movimiento bolivariano, marcando desde ahí nuestras posiciones y también nuestras críticas.
Resumiendo, nuestros compañeros de Marea Socialista hacen un tremendo esfuerzo en la práctica cotidiana del proceso, como en este triunfo donde jugaron un rol dirigente, aunque pequeños grupos como Izquierda Socialista quieran ignorarlo en su prensa para ocultar su propio fracaso. Los dirigentes de Marea Socialista reciben a menudo fuertes ataques de los sectores burocráticos del proceso con quienes confrontan en el PSUV y en el movimiento sindical y popular, y reciben también críticas de las corrientes sectarias del trotskismo que no disputan el movimiento real. Contra el gran peligro del aparato burocrático y también contra el sectarismo nuestros compañeros venezolanos juegan un papel protagónico en este triunfo, impulsaron la lucha concreta y participaron a la vez de las organizaciones políticas bolivarianas exigiendo allí soluciones que han lograron. El MST reafirma su compromiso y apoyo a esta corriente revolucionaria que sin oportunismo ni sectarismo, se va ganando un espacio en la revolución al servicio de una perspectiva socialista. Le proponemos a la enorme vanguardia que simpatiza con la revolución bolivariana que también los apoye.